Nosotros, en realidad, se reduce a yo… Ana, mujer y mamá. Aunque también tengo la inmensa suerte de contar siempre con el apoyo y la ayuda de mi marido, Miguel. Sin él, Miss y Mister Labores no existiría.
Mis estudios y mi profesión no tenían nada que ver con la costura. A lo largo de mi vida, he tenido trabajos muy estresantes, y hacer cosas con las manos me ayudaba a relajarme y a entrenar mi paciencia. Empecé en este mundo con el ganchillo cuando vivía en México, pero pronto sentí que se me quedaba corto. Yo quería hacer más cosas y, sobre todo, aprender.
Decidí entonces apuntarme a unas clases de corte y confección, porque quería aprender este oficio que poco después se convirtió en mi verdadera pasión. En ese tiempo, tenía un trabajo muy estresante y tomé la decisión de dejarlo para darme un tiempo de reflexión. Ese tiempo lo utilicé para seguir aprendiendo y, por supuesto, coser más.
Y luego vino la pandemia. Durante ese tiempo, me puse a hacer mascarillas porque no había. Comencé regalándolas en el supermercado de mi barrio y enviándolas a familiares y amigos. Con el paso del tiempo, mis mascarillas salían cada vez mejor, y por suerte, pronto pude conseguir mejores materiales.
Gracias a la costura, mi mente sobrevivió a la pandemia (aunque, como a muchos, me pasaron cosas terribles). Ese tiempo de encierro también me permitió aprender más sobre mi pasión, y decidí que era el momento perfecto para comenzar este pequeño emprendimiento, el cual me hace tan feliz.
Dedicarte a lo que te gusta es felicidad. Y si además eres autónoma y puedes organizar tus horarios, la felicidad es doble. Esto me permite, además, estar con mis peques, lo cual es algo invaluable para mí.
